ventana 8 · Con Ana Matey

ventana8

Ventana 8 es el vídeo que resultó de mi colaboración con Ana Matey en «Retratos en mi ventana», un proyecto de esta artista en colaboración con artistas del ámbito musical, performance art y poesía todos/as con un especial interés en la experimentación. "Retratos en mi ventana" son retratos de una situación común que estamos viviendo, un estado de encerramiento por cuarentena del corona virus. Es el anhelo de trabajar con otras/os artistas y de estar con mi gente querida. Cada día cuando la artista se levanta pone en marcha la cámara, hasta que se hace de noche. Cada día Ana realiza un vídeo en colaboración con otro artista, ella crea la imagen y la otra persona el audio a ese día único que se van sumando y nos hace pasar por distintos estados... y, nuevas reflexiones sobre cómo queremos estar en el mundo.

Plasma Waves

Plasma Waves es un trabajo encargado y realizado en el Institut International de Musique Eléctroacoustique de Bourges, estrenado el 7 de Junio de 2006 en Synthèse, con el dispositivo de espacialización de sonido Cybernéphone.

Durante los meses de Febrero y Marzo de 2006 estuve realizando un trabajo de recopilación de muestras de trabajos artísticos así como de documentos acerca de las emisiones de radio naturales de extremadamente baja y muy baja frecuencia como contribución de la Orquestra del Caos a Now, Trobades en el Present Continu, una propuesta de actividades del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona para los años 2006 - 2009.

Redescubrí de esa forma los sonidos que en un receptor de radio generan las tormentas que se producen a miles de kilómetros de distancia, así como otros fenómenos atmosféricos de naturaleza electromagnética, como por ejemplo las auroras boreales. Esos fenómenos causan emisiones de radio que, una vez transducidas a energía sonora, reciben el nombre de sonidos atmosféricos, corales, gorjeos, silbidos, etc. Según la distancia a la que el accidente meteorológico se produce y el estado de la ionosfera, se genera una gran variedad de señales electromagnéticas de extremadamente baja y muy baja frecuencia y, por tanto, en última instancia, de sonidos, precisamente muy parecidos a los que conforman este trabajo, ya que utiliza de manera sistemática la magnetosfera y la ionosfera terrestres como sintetizador de sonidos.

No sólo la Tierra tiene actividad electromagnética generadora de emisiones de radio. Entre los astros de nuestro entorno más próximo, el Sol es la más potente y variada fuente de señales de esa clase y, como él, también las emiten Júpiter, Saturno y otros planetas. También las emiten una gran variedad de cuerpos celestes externos al Sistema Solar, como por ejemplo, los púlsares.

El sistema solar contiene materia en forma de plasma, un gas muy caliente en el que los electrones, cargados negativamente, han sido arrancados de los átomos, que devienen así iones cargados positivamente. En un estado de equilibrio térmico total, los electrones y los iones oscilan en torno a sus posiciones de equilibrio. Sin embargo, cualquier perturbación desplaza las partículas cargadas, generando así campos eléctricos y magnéticos que actúan como fuerzas restauradoras de las partículas desplazadas. En el caso más simple, los electrones se alejan de los iones, de menor movilidad debido a su masa, por lo que ejecutan movimientos armónicos simples en torno a su posición de equilibrio. Una medida de los campos eléctricos del plasma perturbado debería mostrar una fuerte línea de resonancia a una determinada frecuencia que recibe el nombre de frecuencia electrónica del plasma y es proporcional a la raíz cuadrada de su densidad electrónica.

Otra frecuencia característica de un plasma es la llamada frecuencia de ciclotrón de los electrones del plasma. Si el plasma se encuentra inmerso en un campo magnético quasi estático, las partículas cargadas se acelerarán en una dirección perpendicular al campo magnético, lo que les inducirá a un movimento helicoidal alrededor de sus líneas de campo. La frecuencia básica de rotación de un electrón alrededor de una línea de campo magnético es proporcional a la fuerza del campo magnético. Esa es la frecuencia de ciclotrón de los electrones del plasma.

Como las partículas cargadas de un plasma reaccionan ante campos magnéticos estáticos y oscilantes, pueden ocurrir fuertes interacciones entre las ondas de plasma y las partículas cargadas subyacentes. Esas interacciones reciben el nombre de inestabilidades. Las oscilaciones de los electrones a la frecuencia electrónica del plasma son un ejemplo de inestabilidad. En muchos casos, las ondas de plasma y las inestabilidades son de gran relevancia para la comprensión del estado del plasma, así como de un gran número de fenómenos interesantes. Un ejemplo es el caso de los fuertes silbidos generados en la magnetosfera de un planeta. Esas ondas tienen velocidades de fase que casi coinciden con el movimiento de los electrones alrededor del campo magnético y pueden afectarlo profundamente hasta el punto de que la situación desemboque en un proceso de dispersión capaz de alcanzar a electrones confinados en los cinturones terrestres de radiación de Van Allen y provocar su caída en la atmósfera, lo que generaría una aurora boreal.

En general, las ondas de plasma no se propagan muy deprisa y son fuertemente afectadas por el plasma magnetizado a través del que se propagan. Pero en muchas ocasiones, el plasma genera ondas a frecuencias muy altas en relación con la frecuencia característica de los electrones del plasma. En ese caso, las ondas producidas son electromagnéticas y pueden viajar lejos de su fuente con pequeñas interacciones con el medio circundante. A menudo, esas frecuencias más altas reciben el nombre de ondas de radio. A diferencia de las ondas de plasma, las de radio pueden viajar más o menos libremente a través del plasma desde su fuente hasta un observador.

La mayor parte de estos fenómenos no puede ser observada desde la superficie de la Tierra. Para captarlos, es necesaria una sonda espacial. La misión Dynamic Explorer (DE) tuvo como objetivo explorar los fuertes procesos de interacción entre los plasmas ténues y calientes de la magnetosfera terrestre y los más fríos y densos plasmas y gases de la ionosfera, alta atmósfera y plasmosfera. A ella se deben las primeras imágenes globales de una aurora boreal. La sonda DE-1 viajaba en una órbita elíptica seleccionada para obtener medidas de esos plasmas, tardaba alrededor de 7 horas y media en completarla, desciendía a los 675km de altura en el perigeo y alcanzaba los 24875 km de altura en el apogeo. Junto con DE-2, fue lanzada por la NASA el 3 de Agosto de 1981 y terminó oficialmente su actividad el 28 de Febrero de 1991. Los datos adquiridos por los instrumentos se almacenaban temporalmente en grabadores de cinta magnética antes de su transmisión a una relación de compresión de 8 a 1 y una tasa de transmisión primaria de 16384 bit por segundo.

El Radio and Plasma Wave Group del Departamento de Física de la Universidad de Iowa guarda los registros captados por DE-1 entre las 16:43 del 16 de septiembre de 1981 y las 13:20 del 24 de Septiembre de 1988 en http://www-pw.physics.uiowa.edu/spds/wbgifs/de-1/40k/. Se trata de una serie de 400 imágenes espectrales archivadas en formato gif que yo he tomado como punto de partida para mi trabajo.

Cada imagen da cuenta del comportamiento espectral entre 0 y 50 kHz a lo largo un período entre 20 y 30 minutos. Así que construí una aplicación, que llamé Cassini, por la sonda Cassini-Huygens, exploradora de las ondas de plasma de Júpiter y Saturno, para multiplicar el espectro de un ruido blanco por el correspondiente a la decodificación de cada una de las imágenes. El tiempo se comprime a unos diez segundos y el espectro se transfiere a una franja que va de 0 a 20 kHz. Esta herramienta me facilitó la generación de sonidos de una bella complejidad fluctuante a lo largo el tiempo. Además, como también permite aislar el espectro de un instante en el tiempo, con ella conseguí ruidos coloreados estables de extrañas y caprichosas composiciones espectrales. Llama la atención que de un lugar tan alejado de la superficie de la Tierra procedan sonidos tan parecidos a algunos de los que en ella se generan.

Una vez sintetizados, ordené los sonidos según sus características perceptivas más prominentes, de manera que obtuve tres grandes clases : sonidos sibilantes de poca variedad espectral y de frecuencia continuamente cambiante, parecidos al canto de los pájaros, ruidos de alta densidad espectral continuamente cambiantes y sonidos estables de distinta densidad espectral. En realidad, los sonidos fueron ordenados de manera gradual según su coincidencia con las clases. De acuerdo a ese criterio los dispuse, teniendo cuidado de que la densidad tendiera a ser baja al principio y alta al final, en dos grupos paralelos de 8 pistas, de manera que naturalmente se generó una forma de la que destacaban claramente tres partes y duraba unos 15 minutos.

La escucha atenta y crítica del conjunto me llevó a intercambiar las posiciones de algunos de los sonidos, especialmente porque los ruidos coloreados, que al ser superpuestos adquieren funciones tonales por su composición espectral, podían presentar propiedades cadenciales no necesariamente apropiadas al momento de la pieza en que inicialmente se dispusieron. También pasé mucho tiempo limando asperezas y recortando los sonidos hasta llegar a la duración definitiva de 12 min 38 s. Finalmente, busqué procedimientos para acentuar las propiedades musicales de cada pasaje. Basicamente, se trata de la regulación de niveles y la puntuación con materiales extraídos de los propios sonidos que integran la pieza.

La espacialización está concebida para 8 altavoces independientes cualesquiera que sea su situación, pero es preferible disponerlos de la forma más cercana a un octaedro regular. La versión que se ofrece para la descarga en esta página no es más que una reducción estereofónica comprimida en formato mp3. Todo ello redunda en una pérdida de calidad considerable, en particular, por lo que respecta a la emergencia de barridos de fase que, en lugar de manifestarse como transformación del espacio psicoacútico en el que los sonidos se producen, se hacen audibles como glissandi de frecuencias, especialmente durante los 6 últimos minutos. Eso ocurre por reproducir en 2 altavoces las 8 vías, originalmente independientes y pensadas para ser reproducidas, cada una , por un altavoz distinto. Valga sólo, pues, como documento que no debe ser considerado en forma alguna como versión autorizada de concierto. En cualquier caso, debe escucharse a un cierto nivel (no flojo) y con los 2 altavoces bien separados para mitigar los efectos adversos de las transiciones de fase.

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