Contexto
El proyecto Sonidos en Causa nació como contribución a un sentimiento de necesidad de coherencia entre los hechos culturales y los planos éticos y morales. Para Caos->Sonoscop, la Orquesta del Caos, su impulsor, es imprescindible la elaboración de un contexto que proporcione fundamento ético a las políticas culturales y las aleje de los cantos de sirena mercantilistas de las tesis neoliberales que han encontrado en la idea de industria cultural la excusa perfecta para eludir la responsabilidad de dar soporte real y comprometido a la generación de cultura. Allende la industria cultural, una forma de denominar a la industria del entretenimiento más compatible con la eufemística actual, es imprescindible pensar y definir un gran espacio para el florecimiento de una cultura de investigación, la búsqueda y la creación que fundamente el espíritu de independencia de pensamiento y libertad de la ciudadanía. La creación -artística, de pensamiento, de ciencia, de productos intelectuales elaborados, de cultura- habría un día de llegar a ser vista como modelo de ejercicio de libertad, plenamente alcanzable por cualquier ciudadano que lo deseara y también como fuente generadora del patrimonio cultural del futuro. El modelo de producto cultural pensado de manera unidireccional desde una elite para ser consumido religiosamente por una masa suficientemente grande que lo hace económicamente viable, por anacrónico y pernicioso para el crecimiento personal y la consciencia crítica de la ciudadanía, debe ser substituido por otro que contribuya en el estímulo del espíritu creador y de la capacidad crítica y de autocrítica de los integrantes de las sociedades. Sin olvidar el estímulo al conocimiento de las manifestaciones culturales del pasado, el patrimonio, sobre el que no existe posibilidad de intervención, es necesario, además, buscar formas de acercamiento de la investigación y la creación actuales a los ciudadanos de manera que su participación forme parte determinante y real de estos procesos imprescindibles para la evolución del pensamiento. Ello implica un cambio profundo en las tareas creativas. Es evidente que las tecnologías de la telecomunicación y el tratamiento digital de la información tienen un papel extraordinariamente relevante en este terreno.
La devaluación de los principios morales que en otro tiempo contuvieron los desmanes de la aplicación de las políticas neoliberales ha dejado la puerta completamente abierta a cualquier tropelía que una entidad poderosa tenga a bien ejecutar sobre otras más débiles, sean de la clase que sean. La hipocresía con que se preconizó la observación de los valores de la antigua moralidad ha terminado siendo substituida por el descaro con que, una vez Dios desaparecido del horizonte, el triunfo y la lucha por alcanzarlo se asumen como metas morales prioritarias y determinantes de todas las reglas. Paralelamente, los modelos de integridad moral han dado definitivamente paso a aquéllos que escenifican el triunfo a ultranza, como los deportistas de élite, cuya finalidad es la victoria y que en el terreno económico tienden a aceptar las mejores ofertas, más allá del alcance de cualquier sentimiento de lealtad o fidelidad. Son modelos ideales de lo que debería ser un emprendedor, alguien cuya orientación esencial es la superación de los propios límites a cualquier precio y está dispuesto a plantearse nuevos retos una vez aquéllos alcanzados. La pasión por los extremos, así como por la superación de los estados anteriores han terminado configurando los rasgos más valorados de una nueva moralidad que bascula entre el ensalzamiento de los ganadores y el rechazo de los perdedores. De ahí la tendencia al sobreuso publicitario de la imagen de los triunfadores y el interés de las corporaciones en promocionarlos y darles soporte. Se induce así a la identificación de la propia vida con el juego, a la confusión del goce con el aprovechamiento orientado a un fin; en definitiva, a la reducción de la experiencia vital al conjunto de las acciones orientadas a alcanzar un reducido conjunto de objetivos y a la creencia de que quien así lo hace –quien gana, pues- es realmente mejor que todos los demás. Tras las interfaces de nuestros dispositivos computacionales, cada vez más variados, cada vez más encarnados en los recovecos de la cotidianidad, así como los que proporcionan nuestras metrópolis urbanas, que ya albergan a la mayoría de los humanos y median entre nosotros y la realidad dura del planeta, desposeídos de una experiencia diversificada y directa del mundo desde hace generaciones, la vida se nos está reduciendo peligrosamente a un juego elemental y sórdido donde los ganadores son quienes consiguen engañar a sus adversarios.
La necesidad inaplazable de las luchas por el mantenimiento y la renovación de los recursos del planeta, por la contención del gasto energético y contra el hambre es día tras día eclipsada por la agresivísima aplicación de los reordenamientos globales y locales de la economía que directa y dramáticamente afectan las vidas de quienes no tienen medios de defensa; es decir, la mayoría. Básicamente, los seres anónimos de Walter Benjamin (2010, p 1241) . Cada vez es más evidente que al dinero le conviene cerrar el grifo de manera periódica y que las crisis constituyen la excusa perfecta para ello(Klein, 2007). ¿Habrá sido alguna crisis provocada con esas finalidades? Para mantener el poder, conviene ejercerlo de vez en cuando y de manera cuanto más impredecible, mejor. Tras esas actuaciones, quienes no eran suficientemente ricos se empobrecen para que los que superan una determinada masa crítica de capital, muchos menos, los patricios con nombre, aumenten sus riquezas. Si para llegar a esto había que matar a Dios, quizá más nos hubiera valido haberlo dejado vivir. No es que no haya dinero. Lo hay, pero la lógica de su acumulación exige retenciones localizadas en ciertos lugares y redireccionamiento de las inversiones hacia otras economías que ofrecen más beneficios a corto plazo, como ahora ocurre entre el sur de Europa y los países emergentes de Asia y América Latina. El hecho diferencial con otras situaciones críticas pasadas es que pareciera ahora que el sistema ha entrado en un proceso incontrolable de retroalimentación positiva que, por desgracia, las convicciones morales ya no tienen peso suficiente para modular : el dinero, antaño predominantemente medio de acceso a los productos de los mercados, ha terminado adquiriendo los atributos de aquellos bienes hasta convertirse en el más codiciado entre ellos.
Las crisis económicas deberían ser consideradas sobre todo de naturaleza ética y moral. Siempre hay alguien humano tras las órdenes de compraventa o de calificaciones de deuda entre cuyas consecuencias posibles se cuentan el hundimiento de países enteros y la afectación de sus gentes casi en la misma medida en que solo las guerras alcanzan a hacerlo. Se impone la diseminación urgente de una ética de los recursos del planeta. El establecimiento de una correspondencia real entre valores económicos y recursos naturales habría de poner techo a la incomprensible ficción de esa dinámica de crecimiento económico ilimitado que, en última instancia, justifica cualquier estrategia neoliberal desalmada, como por ejemplo, recortes descomunales que no responden a más finalidad que la demolición completa de los sistemas de derechos de la ciudadanía, impagos continuos a los trabajadores o el inhumano sobreempleo que, en el sentido contrario de las inversiones, migra de una economía deprimida a otra. El dinero debería tener fecha de caducidad y junto a ello, la mercantilización de los recursos naturales habría de limitarse con severidad; especialmente, la del agua y la energía, que, por estar en juego la propia supervivencia de nuestra especie, no deberían ser objeto de especulaciones económicas de ninguna índole. Quizá sea cierto, como algunos pretenden, que esta última crisis no sea sino síntoma del estrangulamiento del propio Capitalismo; su fin. Sin embargo, habría que valorar a fondo la duración de ese proceso y también si ese Capitalismo que creemos ver morir en Europa y América del norte no estará en otros lugares adoptando formas aún más virulentas y hasta más persistentes. Lo seguro es que no nos enfrentamos realmente a una crisis financiera. De hecho, podría ser que nunca lo hubiéramos hecho y que lo que realmente ocurre es que hemos sido presa de una red de ficciones e imaginarios tejida por nosotros mismos. No en vano somos animales simbólicos. Quizá falle la civilización entera (Márquez Covarrubias, 2010, vol.7, n.13, pp. 57-84) y el encaje entre las culturas que la integran.
Pese a la incongruencia flagrante del crecimiento ilimitado, como tantos han señalado, condición sine qua non para la sostenibilidad de la aplicación de las políticas ultraliberales, claramente dominantes en el paisaje económico global, la humanidad en bloque continúa practicándolas o sometiéndose a ellas sin apenas ponerlas en cuestión. De la constatación de esas prácticas generalizadas, un observador externo podría concluir que estamos convencidos de que los recursos naturales no guardan verdadera relación con la economía o de que son inagotables. Carecemos de sistemas eficaces de identificación y rechazo de los mensajes orientados a la exclusiva satisfacción de minorías. Las bolsas, que no dejan de ser una red de dispositivos de medida del estado global de manía o depresión de los poderosos, deberían ser reemplazadas por un instrumento más racional que diera cuenta del estado de ánimo de todos y nos hiciera conscientes de nuestras relaciones de especie con el planeta, una entidad de la que al fin y al cabo somos parte. Lo más paradójico es que no es posible que haya nadie tan bobo como para concluir, si llega a plantearse la cuestión, que el mundo no tiene límites. Pero sí tan inconsciente y desmemoriado como para actuar como si así fuera. Lo que necesitamos, pues, es consciencia. Y memoria. Memoria de la consciencia y consciencia de la memoria. Sin embargo, no es un ente impersonal quien deba ampliar esas capacidades. No es la especie : somos cada uno de los humanos quienes necesitamos una revolución interior de la consciencia y la memoria.
Entre los rasgos más prominentes de los humanos cabe incluir la moralidad. A pesar de que, como argumentara Francisco Varela (2003), no sería inverosímil que ética y conductas morales, esos atributos casi exclusivos de los humanos, hubieran surgido a causa de alguna ventaja evolutiva, no hemos llegado a desarrollar mecanismos de control de eficacia suficiente como para protegernos de nosotros mismos y nuestras alucinaciones. Según Varela, esas propiedades tan notorias no serían posibles si no fuéramos capaces de percibirnos a nosotros mismos en el mismo acto de percibir. Y actuando. La consciencia, propiedad bastante más próxima al substrato biológico que la habilidad ética, “conocimiento progresivo y directo de la virtualidad del ser”(Ibid, p 190), debería conducirnos al convencimiento de que, de la misma forma que cuando pensamos en nosotros no sólo nos referimos al cerebro, el órgano al que primordialmente debemos la capacidad de pensar, sino que igualmente aludimos a la totalidad de nuestros cuerpos, el mundo es, en cierta manera, parte de nosotros. El pensamiento no tiene lugar sólo en virtud del cerebro aislado, que piensa y se desarrolla según las informaciones que le llegan de un contexto sobre el que actúa a través del cuerpo que lo aloja, completamente indispensable, pues, para su funcionamiento, su expresión y su información. Es el cuerpo, con sus miembros y sus órganos lo que integra la entidad a la que nos referimos cuando nos pensamos. Sabemos que lo necesitamos íntegro si deseamos mantener intactas nuestras probabilidades de supervivencia, pero, si no lo sabemos, al menos lo intuimos, nuestra existencia depende tanto de la salud del planeta como de la de nuestros miembros.
La autoreferencia que nos lleva individualmente a reconocernos conscientemente como parte de nuestra especie nos permite, desde la individualidad, considerar a la humanidad actuando en el mundo. Eudald Carbonell (2007) se refiere a esa habilidad como consciencia crítica de especie. Sin embargo, por más que seamos conscientes de nuestra relación de especie con el mundo y que en algunos casos consideremos esa relación de manera crítica, no hemos incorporado dispositivos, terminaciones nerviosas, por ejemplo, cuya estimulación nos haga sentir dolor por el daño causado más allá de los límites de nuestro cuerpo. De hecho, un mecanismo presente por doquier en los procesos vitales a cualquier escala y también en el conjunto de habilidades que integran lo que -sin haber aún concluido con precisión de qué se trata- denominamos inteligencia, es la retroalimentación. Ya en 1948, Norbert Wiener (1985) mostró las propiedades de la retroalimentación en los dispositivos automáticos de control. La idea de que los procesos que se nutren de sus propios productos como factores indispensables para la aparición de la consciencia ha sido ampliamente tratada por Douglas R. Hofstadter (2008). Las retroalimentaciones tienen lugar en los más variados sistemas complejos. La propia evolución es un fenómeno de estas características, ya que se alimenta de las producciones de su propio pasado. Philip Ball(2004), además, alerta de que en la naturaleza, las retroalimentaciones inhibitorias menudean y constituyen la esencia de los mecanismos naturales de regulación, mientras que las excitativas, aquéllas que resultan en un incremento de la información de las que se alimentan, acostumbran a dar lugar a procesos difícilmente controlables que a menudo llegan a la patología.
Cada vez más liberados del sentido ético-religioso que en otros tiempos dominó la existencia de tantas sociedades humanas, en las sociedades complejas contemporáneas, que, en su evolución parecen tender al agnosticismo y al hedonismo, profundizamos en las culturas del cuidado del cuerpo y la mejora de nosotros mismos. No es simplemente que nos hayamos hecho conscientes de la necesidad de ciertas atenciones. La obtención de placer en cuidados del cuerpo es algo bastante más profundo que eso. El fenómeno se enraíza en un saber ancestral, mucho más antiguo que la propia humanidad e interiorizado quizá tras centenas de millones de años de evolución, que nos conduce, precisamente con independencia de la intervención de la consciencia, a la protección y cuidado de lo que, en virtud de las conexiones íntimas entre los límites de nuestro cuerpo y el núcleo de la maquinaria de interpretación y toma de decisiones, sentimos como nuestra propia integridad. A medida que las sensaciones proceden de lugares cada vez más alejados de la clausura del cuerpo, la sensibilidad disminuye. Con la disolución de la autoridad divina y las que de ella emanan, la consciencia de lo inmediato y el sentido de individualidad se hacen tan fuertes en relación al conocimiento de lo que queda más allá de ese yo anatómicamente delimitado, que, casi por diseño, en beneficio de nuestra propia individualidad tendemos a descuidar o depredar un entorno del que forman parte, en primera instancia, los demás, nuestros congéneres, a pesar de ser completamente conscientes de que necesitamos el intercambio social horizontal y la socialización de nuestros bienes patrimoniales, y en segundo término, por el resto del planeta, a pesar de saber perfectamente que estamos a su completa merced. Nos faltan medios para conocer y hacer público a todos los niveles el estado del mundo. Las noticias de agencia o los documentales acerca de problemáticas no inmediatas de cualquier naturaleza no son estímulo suficiente para hacernos plenamente conscientes de ellas, así como de la medida en que puedan llegar a afectarnos. Por las informaciones que se distribuyen a través de distintos canales, desde los más especializados a los más generalistas, una parte importante de la población mundial sabe que el mundo necesita ser cuidado y mantenido, pero también, protegido de las agresiones humanas. Sin embargo, sumidos en el autismo de nuestros retiros hiperprotectores, nuestras interfaces, nuestras ciudades, nuestros coches, no estamos en disposición de experimentar esa realidad íntimamente. Carecemos de conexiones directas con los puntos sensibles de la Tierra y, como una mutación en este sentido es a corto plazo altamente improbable, quizá convendría inventar formas por las que al menos quien lo desee tenga la oportunidad de experimentar de primera mano ese grave stress del que desde las instancias científicas se nos informa pero que, por no disponer de herramientas adecuadas, no estamos en disposición de sentir en carne propia. Se trata de aprender a compartir horizontalmente toda la información disponible, como las de las redes de sensores que bien pronto monitorizarán el estado del planeta entero. Para ello habrá que invertir la tendencia general a la privatización de la información, tan extendida entre las corporaciones con capacidad de tender dispositivos de esas características o de acometer proyectos de gran envergadura. Por ejemplo, no es fácil entender por qué el acceso a los datos generados por el LHC es tan complicado. El altísimo presupuesto del CERN no lo justifica, ya que se sufraga con las aportaciones de unos socios internacionales que las sacan de sus arcas públicas. Tampoco es fácil de entender por qué los datos de proyectos que incorporan la computación colaborativa global, como el SETI, no sean accesibles en formato abierto ni para aquéllos que participan cediendo la fuerza de computo de su ordenador.
La información de todas esas plataformas debería fluir libremente para que cualquiera pudiera, a partir de ella, hacerse sus propias opiniones o, simplemente, destilar nuevas informaciones, obras y conocimientos. Percibimos conscientemente el mundo porque nos reconocemos en él, pero el desarrollo de nuestras consciencias requiere de la intercomunicación. Los cambios globales no se operarán si no tienen lugar partir del interior de cada una de ellas. El camino inverso no tiene sentido : la especie es un ente abstracto sin una materialidad que le permita establecer relaciones directas con el mundo, así que las transformaciones individuales, además, habrán de producirse como respuesta a estímulos procedentes por igual de todos los dominios perceptivos. Quizá hayamos favorecido demasiado la vista en detrimento de otros canales perceptivos. De tanto mirar, hemos dejado de ver. La mirada, cuya naturaleza es eminentemente selectiva, tiende a escrutar. Penetra y analiza. Va en busca de su objeto, de manera que no facilita que su sujeto se deje permear por el mundo. En cierta manera, ocurre lo contrario : por ser inquisidora, la mirada separa los objetos, aunque permita bucear en su intimidad, y los aleja de su sujeto. La mirada fortuita e integradora no es imposible, pero sí muy difícil. En cambio, la escucha, naturalmente envolvente y sintética, coloca a su sujeto en el mundo y le obliga a considerarlo en conjunto. Lo integra en su contexto. Quizá por ello, la percepción cercana y sensible del mundo sea más inmediata a través de la escucha. Escuchar al mundo es la propuesta a la que Caos->Sonoscop se suma y reconoce como esencia de sus aportaciones a la pedagogía de la escucha desde la perspectiva de colectivo de oyentes especializados. Esta entidad desea contribuir en la diseminación global de la necesidad de una auscultación consciente y colectiva del mundo, con la finalidad de percibir modificaciones inesperadas en el paisaje sonoro, identificar sus causas y dilucidar en qué medida son susceptibles de ser considerados consecuencia o síntoma de los cambios ambientales con los que a todas luces estamos profundamente relacionados. De ahí, especialmente, los últimos proyectos de Caos->Sonoscop : Sonidos en Causa (Orquesta del Caos, 2013a), BarcelonaSoLímit (Orquesta del Caos, 2013b) y la Red de Estaciones y Laboratorios de Escucha Permanente del Paisaje Sonoro. Todos ellos se basan en la escucha atenta y profunda, que consiste en la aplicación personal y subjetiva de la consciencia a la propia práctica de la percepción del sonido o, por parafrasear a Ray Murray Shafer (1974) en una de sus múltiples caracterizaciones del paisaje sonoro, es “la escucha del ambiente acústico como una composición musical de cuya conformación compartimos la responsabilidad”.
Texto : líneas generales y metodologías
El paisaje sonoro es una experiencia sensorial universal. Todos los seres vivos dotados de sentido del oído la tienen y es de especial importancia para las comunidades humanas. Cada individuo de cada especie, cada persona, tiene una experiencia propia y característica de los sonidos que ocurren en un lugar durante un tiempo. Un paisaje sonoro es un objeto sonoro especialmente complejo, compuesto por la totalidad de los objetos sonoros que integran la experiencia sonora de un espacio a lo largo de una duración. La variación del paisaje sonoro es un indicador de toda clase de cambios estructurales y funcionales en el contexto que lo genera. Para cada lugar y cada tiempo, es posible la definición de una expectativa de paisaje sonoro que se caracteriza por la naturaleza de los objetos sonoros que lo integran y las relaciones que se establecen entre ellos y las fuentes que los generan. El contraste y el análisis de las desviaciones que de esa expectativa se van produciendo con el pasar del tiempo resultan particularmente interesantes.
La composición y las características de los sonidos que se producen en un entorno cambian sin intervención humana a causa de distintos factores evolutivos. A lo largo de su historia, el canto y las producciones sonoras de cada especie evolucionan tendiendo a ocupar franjas de espectro o de tiempo poco densas del entorno sonoro, de manera que con el aumento de la probabilidad de identificación entre congéneres, se incrementaría igualmente la de apareamiento y perpetuación. Así es como la composición del paisaje sonoro y su variabilidad se han revelado como indicadores muy eficaces de diversos factores relacionados con el medioambiente, especialmente, de la biodiversidad. Pero también son indicadores del estado de un contexto social. Es evidente que la presencia de colectividades humanas influencia los paisajes sonoros. De hecho, no sólo los influencia, sino que también los genera. Cualquier colectividad humana es productora de un paisaje sonoro que le es específico y evoluciona de acuerdo a sus actividades. Por ejemplo, los niveles sonoros pueden aumentar o disminuir con el tiempo en un determinado punto. Ello puede deberse a distintos factores. Uno hipotético podría ser la variación debida a un determinado uso social, como el empleo alternativo de una vía de tráfico o una actividad mercantil nueva. En otro caso, por ejemplo, el aumento de los niveles en las frecuencias graves podría estar indicando el empleo de maquinaria con finalidades conocidas o desconocidas. La realización de actividades de todo tipo en contextos de poca saturación acústica, es perfectamente detectable a gran distancia por un micrófono. Las motosierras, igual que la maquinaria que se emplea en todo tipo de excavaciones y prospecciones, se escuchan a gran distancia en la selva, un lugar cuya realidad es difícilmente accesible desde el aire. Son solo algunos ejemplos. Un repertorio exhaustivo de las situaciones excedería el alcance de este texto, pero sí conviene notar que la influencia de las colectividades humanas en el entorno sonoro decrece con la distancia. Más o menos cercanos a los asentamientos de las comunidades humanas, con gran frecuencia se encuentran puntos de mínima afectación del entorno sonoro. Cabe preguntarse cómo era el paisaje sonoro en un lugar antes de que en su seno se asentara una comunidad. Cobra con ello sentido el planteamiento del paisaje sonoro como parte del llamado patrimonio inmaterial, seriamente amenazado en muchos lugares del mundo. Una vez operados los inevitables cambios, los sonidos, y con ellos, sus causas, habrán desaparecido para siempre.
Con la intención de registrar el impacto del desarrollo económico sobre el paisaje sonoro, Caos->Sonoscop concibió en 2008 el proyecto Sonidos en Causa, que precisamente tiene en cuenta estas últimas consideraciones. Por motivos metodológicos y financieros, la recogida de datos se circunscribió inicialmente a una serie de contextos culturales latinoamericanos en cuyo entorno medioambiental se preveían ya entonces cambios irreversibles a corto y medio plazo debidos a distintas actividades vinculadas al crecimiento económico. El trabajo conjunto con grupos artísticos y de investigación ya existentes y de larga trayectoria en los lugares de elección para la obtención de los registros sonoros de Sonidos en Causa se reveló como herramienta fundamental para alcanzar el objetivo inmediato del proyecto, a saber, el apoyo de las labores de registro, preservación y difusión del patrimonio sonoro de esos lugares escogidos. Caos->Sonoscop desarrolló y aplicó una metodología (Orquesta del Caos, 2013c) que, para cada zona de recogida de datos se resume en lo siguiente : 1/ identificación de un lugar donde a lo largo de la historia reciente se registra un rápido desarrollo económico, 2/ identificación de un lugar relativamente cercano a ese punto donde las incidencias sobre el paisaje sonoro sean aparentemente mínimas y 3/ realización de grabaciones de campo a lo largo de los trayectos que unen esos puntos extremos.
A este respecto conviene insistir en que los instrumentos con los que los registros sonoros fueron llevados a cabo eran profesionales y no semiprofesionales, como los dispositivos de grabación digital de bajo coste que han proliferado en los últimos años, de los que no es posible determinar su fiabilidad en cualquier situación de estrés. El grueso del archivo, el mayor volumen de información almacenada, si bien contiene textos y fotografías asociados a los puntos y momentos de grabación, son las grabaciones de campo. Todas ellas fueron realizadas con el mismo formato : 20 minutos de registro sonoro binaural, panorámico y no focalizado, pues, a 24 bit de resolución y 48 kHz de frecuencia de muestreo, en puntos concretos de los que se tomaron las coordenadas GPS, con la intención de volver a realizar registros a fin de comprobar si se operan cambios en el futuro.
Como parecería que la tendencia a la destrucción de recursos es inexorable si no entran en juego mecanismos de autocontrol, junto a las actividades de registro del paisaje sonoro y las convocatorias internacionales de trabajos realizados con los archivos resultantes, pensando que ello abundaría en la introducción y prueba de un modelo de autoregulación de las agresiones contra el medioambiente, Caos->Sonoscop propuso en el contexto del proyecto Sonidos en Causa la instalación de dispositivos permanentes de registro del paisaje sonoro en puntos distinguidos para su publicación en la red en tiempo casi real y sin restricciones de acceso. Por eso, en ese momento dedicamos esfuerzos considerables al desarrollo de estándares que unificaran el empleo de recursos de registro en una serie de puntos hipotéticos de interés medioambiental que en conjunto denominamos Red de estaciones y laboratorios de escucha permanente del paisaje sonoro. De forma comprimida : RedEsLab. De gran interés artístico y científico, la creación de una herramienta de registro de esas características es relevante en diversos ámbitos culturales porque ofrece una infraestructura sobre la que se facilita el diseño de actividades participativas orientadas al establecimiento de relaciones entre las realidades sociales, culturales y artísticas de las comunidades cercanas a los puntos de instalación. Tales dispositivos son las estaciones de escucha permanente del paisaje sonoro. Constan de un micrófono estereofónico -o dos micrófonos de condensador con capsula cardioide, en disposición ORTF- de respuesta lo más plana posible entre 20 Hz y 20 kHz, un mecanismo de protección del viento, un mecanismo de soporte para el filtrado de parásitos mecánicos, una interfaz de audio USB o FireWire -entre micrófono y ordenador- y un ordenador con conexión a Internet2, capaz de subir streaming de audio a un servidor. Ese tipo de aportación es general para todas las estaciones. El material debería ser suministrado independientemente por cada uno de los centros asociados a RedEsLab. Eso debería facilitar el proyecto ya que, de esa forma, no es necesaria la inversión de recursos en un material que los centros ya poseen, puesto que ya realizan actividades culturales en el contexto de la banda ancha.
La gran diversidad de herramientas de análisis de las señales sonoras disponible, como implementaciones computacionales de todo tipo de filtros basados en las transformadas rápida y a corto plazo de Fourier o en las de ondículas, permite la extracción automática de información de utilidad enorme en un espectro amplio de disciplinas. Entre ellas, cabe citar de forma no exhaustiva a la biología, la geología, la geografía, la antropología y la sociología. Facilidades de ese tipo tienen también utilidades especialmente relevantes en los dominios de la creación cultural y artística. Los dispositivos que se nutren de los datos de la red de estaciones y los procesan con la finalidad de llevar a cabo sus proyectos particulares o en colaboración con otros nodos son los laboratorios de escucha permanente del paisaje sonoro y su estructura es más diversificada que la de las estaciones.
Camino recorrido
La Orquesta del Caos inició la toma de muestras de Sonidos en Causa en Octubre de 2009 en el Trapecio Amazónico. En la actualidad, tras las campañas de 2011, el archivo recoge más de 500 Gigabyte de muestras del paisaje sonoro de 12 contextos latinoamericanos. Se trata de Trapecio Amazónico (Brasil, Colombia, Perú), Pacífico Norte, Centro y Caribe Sur de Costa Rica, Cerrado (Goiânia, Brasilia, Brasil), Quilino-Salinas Grandes (Córdoba, Argentina), El Soberbio-Saltos del Moconá (Selva Misionera. Argentina), Caracas (Venezuela), La Guáquira (San Felipe de Yaracui), San Miguel y San Antonio Chimalapas (México) y Cuenca del Río Baker (Cochrane/Caleta Tortel, Aysen, Chile).
Toda la información relativa a las campañas de tomas de datos realizadas para Sonidos en Causa, así como enlaces a archivos en formato mp3, se halla disponible en la sede web de Caos->Sonoscop(Orquesta del Caos, 2013d). Existe, además, un streaming continuo de las grabaciones nocturnas realizadas durante algunas de las campañas de Sonidos en Causa(Orquesta del Caos, 2013e). Ese contenido nocturno puede ser también escuchado desde dispositivos iPhone, iPod e iPad, por medio de una app de distribución gratuita a la que hemos dado el nombre de iSeC (Orquesta del Caos, 2013f)
Además de las citadas anteriormente, inicialmente el proyecto prevé grabaciones en Fortín Manoa (Bolivia / Brasil), Puerto Maldonado (Madre de Dios, Perú), Rio Baker (Chile), Huehuetenango (Guatemala), Santa Rosa (Sumaco, Ecuador), El Pantanal (Rio Paraguay, Paraguay), La Habana-Sierra Maestra (Cuba) y Santa Elena de Uairén – La Gran Sabana (Venezuela).
El principal apoyo de Sonidos en Causa ha sido AECID, que suministró los recursos necesarios para la realización de las campañas de recogida de datos. Sin su participación, el archivo no sería hoy una realidad; pero Sonidos en Causa cuenta también con el soporte inestimable de diversas universidades latinoamericanas, con cuyos representantes la Orquesta del Caos viene durante largos años trabajando de forma continua. Se trata de Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), Universidad Experimental de Yaracuy (San Felipe de Yaracuy, Venezuela), Universidad de Valparaíso (Chile), Universidad Nacional de Misiones (Argentina), Universidad Federal de Goiás (Brasil), Universidad Nacional de Bogotá (Colombia), Universidad Nacional de Leticia (Colombia), Universidad de Caldas (Manizales, Colombia) y Universidad Nacional Costa Rica. Sonidos en Causa goza también con el apoyo de la Universidad de Barcelona, la Universidad Politécnica de Catalunya y la Universidad del País Vasco. Otros apoyos imprescindibles para este proyecto son los recibidos del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts de la Generalitat de Catalunya, a través de la subvención al proyecto general de actividades de la Orquesta del Caos, así como el del Ministerio de Cultura para la realización de la interfaz de control de la exposición Imatges i Sons en Extinció en el Centre d'Art La Panera de Lleida o el del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, que acoge la mayor parte de actividades de la Orquesta del Caos y el Institut de Cultura de Barcelona, también patrocinador parcial de esas actividades.
La recogida y difusión de datos sonoros para su empleo ulterior en proyectos artísticos y de investigación es precisamente una de las razones de ser de Caos->Sonoscop. Sonidos en Causa, por medio de la intervención artística internacional de naturaleza sonora, pretende generar sensibilidad hacia esos aspectos económico-medioambientales en la vecindad de los contextos donde tuvieron lugar la recogida de muestras de audio, pero también en cada uno de los entornos culturales donde trabajan los artistas implicados en las convocatorias internacionales emitidas por la Orquesta del Caos. Los documentos grabados y posteriormente puestos al acceso público en la red observan una licencia Creative Commons del tipo Atribución-No Comercial-Compartir Igual. Ese material, además, se halla depositado en el formato original en los 18 centros de la Red de Centros de AECID. El Archivo Sonidos en Causa, al igual que posteriormente Barcelona So Límit, fue organizado y presentado con la intención de ofrecer grabaciones de alta calidad a las comunidades de creadores interesadas en los distintos aspectos del paisaje sonoro y la ecología acústica, a fin de estimular creaciones nuevas y difundirlas a través de la actividad pública de la Orquesta del Caos, que tiene lugar en distintas ocasiones a lo largo del año, principalmente, en el Centro de Cultura Contemporánea durante el Festival de Proyectos Sonoros Zeppelin, pero también en otros centros culturales y entidades locales asociadas a los lugares donde se realizaron las tomas de sonido, como el Centro Cultural España-Córdoba o el Festival Internacional de la Imagen de Manizales, que desde el principio mantienen una vinculación especial con este proyecto y otras entidades. Desde 1998 hasta el presente, principalmente por medio de los instrumentos clásicos de internet, listas de noticias, páginas estáticas, etc., las convocatorias de la Orquesta del Caos han acogido miles de obras de la comunidad internacional de creadores sonoros para ser interpretadas en el dispositivo de espacialización multifocal de sonido de 17 a 25 altavoces de la Orquesta del Caos, que durante el Festival de Proyectos Sonoros Zeppelin se instala en el vestíbulo de 400 m2 del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Dado el peso de los archivos, hasta la fecha, el medio principal de envío ha sido el correo postal. Las más de 200 obras presentadas a las dos convocatorias de Sonidos en Causa, además de ser programadas en ese contexto, forman parte del Archivo de Arte Sonoro Sonoscop, que las acoge solo para su consulta privada, sin derecho a nueva ejecución pública, a menos que sus autores den conformidad expresa cada vez que se les solicite el empleo público de su obra. Por supuesto que tales usos suponen la satisfacción de cualesquiera derechos de autor y otras normativas a las que cada obra se acoja.
En la primavera de 2011, con el apoyo de i2Cat, Ruana y Renata, Caos->Sonoscop inició el proceso de instalación de las estaciones de escucha del paisaje sonoro con la intención de suministrar una gran variedad de materiales sonoros en bruto para la realización de un streaming colaborativo de arte sonoro, improvisación y música experimental en tiempo real que había de tener lugar durante el Festival de Proyectos Sonoros Zeppelin2011. Con el afán de proveer a los improvisadores de las cinco sedes del mismo material sonoro de base, se instalaron estaciones en los entornos de los Centro de Cultura España-Córdoba (Argentina), Centro Cultural São Paulo (Brasil), Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile (Santiago de Chile) y en el Museo de Antioquia (Medellín, Colombia), entidades todas ellas que, junto con el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona e i2Cat, conformaban en 2011 la Anilla Cultural Latinoamérica – Europa (Anilla Cultural, 2013). Ese primer evento colaborativo de arte sonoro basado en el empleo público en vivo de la información almacenada en la sede web de Caos->Sonoscop y de la procedente en tiempo real de RedEsLab, tuvo lugar del 5 al 11 de Diciembre de 2011 y constituyó la parte más novedosa de la programación del Festival de Proyectos Sonoros Zeppelin 2011. Concebida con el deseo de trabajar las diferencias acústicas entre los paisajes sonoros de las sedes debidas a sus diferentes contextos culturales, esa actividad recibió el nombre de Sonidos en Causa-Ciudades en Red y fue estructurada de tal manera que los centros de acogida de la Anilla Cultural Latinoamérica-Europa pudieran implicarse en la medida de sus posibilidades. En Barcelona emitíamos y recibíamos a 100 Mbps simétricos proporcionados por la Red Académica Iris, mientras que en Medellín y Santiago de Chile disponían de un acceso a 48 Mbps simétricos a través de las Redes Académicas Ruana y Renata, respectivamente. El grupo cordobés empleaba un acceso ADSL comercial a 6Mbps. Los equipos de gestión de la Anilla Cultural de cada centro escogió según su propio criterio un grupo de artistas a quienes confió la responsabilidad artística de una improvisación en público basada en la totalidad de las señales implicadas en el proceso : los cinco paisajes sonoros de cada ciudad suministrados por las estaciones de RedEsLab junto a las cinco improvisaciones de imagen y sonido que se generaban simultáneamente, cada una ante su publico. En Córdoba (Argentina), los artistas que participaron en el evento fueron Gonzalo Biffarella, Gustavo Alcaraz y Julio Catalano. En Santiago de Chile, fueron Santiago Astaburuaga, Nicolás Carrasco, Sebastián Jatz y Álvaro Ortega. En Medellín (Colombia), José Gallardo, Miguel Vargas y Manuela Vargas. Por lo que respecta a São Paulo (Brasil), el equipo técnico de la Anilla Cultural de su Centro de Cultural se limitó a transmitir sonido de ambiente de la ciudad. El grupo de artistas barcelonés fue elegido entre 46 candidatos presentados a una convocatoria para participar en el Seminario de Paisaje sonoro, espacialización multifocal e improvisación telemática, de donde surgió el Apeiron Laptop Ensemble. Ese conjunto estuvo formado por Lina Bautista, Esteban Brusón, Beatriz Carrillo, Sucà Marlí, Jan Mech, Aulizio Neto, Nuno Rebelo, María José Ríos, Jordi Salvadó y Renato Souza.
El Seminario de Paisaje sonoro, espacialización multifocal e improvisación telemática tenía como objetivo la preparación conjunta de estrategias de improvisación y espacialización multifocal, así como la realización de pruebas de conexión con los grupos de artistas del otro lado del Atlántico. A fin de encontrar franjas de coincidencia horaria, las sesiones del seminario tuvieron lugar los días 5, 6, 7 y 8 de Diciembre a partir de las 19.00 hasta las 00.30 en el Aula 2 del CCCB, donde habíamos instalado un subconjunto de altavoces y el material de control para llevar a cabo todo tipo de pruebas y ensayos. Cada candidato escogió libremente sus instrumentos y las formas de participar en la improvisación a partir de los materiales provenientes de RedEsLab y de los otros 4 grupos de improvisación : el abanico de propuestas fue desde el puro tratamiento de señal a partir de los ordenadores portátiles a los instrumentos eléctricos clásicos, como la guitarra y el bajo eléctricos. También hubo quien empleó sensores gestuales para el disparo de sus materiales sonoros, mientras que otros prefirieron dispositivos mecánicos creados especialmente para esa ocasión. Los pactos de regulación por los que cada material generado podía ser escuchado fueron acordados a partir de esas propuestas individuales.
El concierto tuvo lugar en el Hall del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona el día 10 de Diciembre de 2011 a las 20.00. A las 21:00 de ese mismo día y con la misma estructura de comunicaciones, Roberto Paci Dalò continuó la improvisación con los artistas de los otros centros de la Anilla Cultural. Finalmente, con la intención de suministrar señal visual y sonora los grupos iberoamericanos para que llevaran a cabo sus actuaciones en horarios convenientes al público de sus países, el Apeiron Laptop Ensemble realizó otro concierto hacia las 23.00, esta vez a puerta cerrada.
Durante los días 9 y 10 de Diciembre en que el Festival de Proyectos Sonoros Zeppelin 2011 abrió sus puertas al público, la totalidad de las señales de RedEsLab, es decir, los paisajes sonoros enviados desde Medellín, São Paulo, Cordoba, Santiago de Chile y Barcelona pudieron ser escuchados simultáneamente en estaciones de trabajo especialmente preparadas a ese fin, junto a City Works, una selección curada por Roberto Paci Dalò, al Archivo Sonidos en Causa y al conjunto de la de obras realizadas a partir de ese mismo archivo que habían sido presentadas a la convocatoria de ese año.
Posteriormente, en Marzo de 2012, la Orquesta del Caos participó desde el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en Cruces Sonoros, un evento similar al anterior organizado por el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile (2013), donde tuvimos la oportunidad de improvisar con artistas que realizaban su concierto en ese espacio y, simultáneamente, en el Centro Cultural España-Córdoba. Más adelante, el mismo Centro Cultural España-Córdoba (2013) organizó Cuando el bosque suena... en coordinación con el Movimiento Campesino de Córdoba, donde la Orquesta del Caos participó en una mesa de debate por video conferencia a través de la Anilla Cultural Latinoamérica Europa y con los archivos de Sonidos en Causa que habían sido grabados dos años antes en la Comunidad de La libertad, perteneciente a ese movimiento.
Futuro
A pesar de todos estos esfuerzos, de los que nos sentimos razonablemente satisfechos, consideramos que la información accesible en línea en nuestra sede web de esas colecciones ni es completa ni se ofrece a los usuarios de una manera suficientemente útil, tanto por falta de racionalización del espacio de almacenamiento, como porque la interfaz de usuario que permite su acceso ha sido realizada de manera hartamente asilvestrada, dada la escasez de recursos económicos y humanos asignable en unos años de gran actividad, particularmente caracterizada por largas estancias lejos de nuestra base en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Por otra parte, por cuestiones también económicas, el ordenador que genera el streaming citado sólo está activo durante 15 horas al día y no coincide con los que albergan el resto de las grabaciones. También cuestionamos el hecho de que las apps para teléfonos inteligentes sólo han sido de momento concebidas para un único sistema operativo : el iOS.
En la actualidad, los archivos han rebasado largamente los 500 Gbyte de volumen. Si continuamos con el registro del patrimonio sonoro e incluimos sus tomas en este mismo proyecto, esa cantidad podría llegar a duplicarse en menos de dos años. Por otra parte, las visitas a nuestra página web han experimentado un incremento notable. En relación a este particular, apreciamos una demanda creciente de nuestra participación en eventos telemáticos de banda ancha, como conciertos, conferencias y seminarios que tienen lugar simultáneamente en diversas sedes esparcidas por el mundo.
Sentimos, pues, que ha llegado el momento de racionalizar el proyecto Sonidos en Causa y que ello incluiría las siguientes tareas :
-Adaptación del acceso a la base de datos en formato comprimido en el servidor habitual de Caos->Sonoscop a las posibilidades de interfaz y relación humana que nos ofrecen las herramientas actuales de programación dinámica. Sea acertado o no englobarlas bajo la rúbrica Web 2.0, conviene manifestar aquí que nos estamos refiriendo precisamente al conjunto de facilidades que se acostumbra a reunir a la sombra de ese término.
-Creación de apps para teléfonos inteligentes iOS y Android con las capacidades anteriores.
-Establecimiento de vínculos de continuidad entre los eventos que diseñamos para contextos virtuales o telemáticos y los que proponemos para tener lugar de forma presencial en el mundo relacional clásico.
-Alojamiento del archivo Sonidos en Causa en formato PCM, sin compresión ni recorte, en Internet2 con la colaboración de la Anilla Cultural Latinoamérica-Europa, para su consulta y empleo a través de los centros con acceso a Internet2, usualmente centros universitarios y de investigación. Eso ampliaría el alcance de los archivos custodiados por la Red de Centros de AECID.
-Establecimiento real de una Red de Estaciones y Laboratorios de Escucha Permanente del Paisaje Sonoro, basada en la infraestructura de los centros principales de la Anilla Cultural Latinoamérica-Europa, para el suministro en tiempo real de datos acerca del paisaje sonoro a través de I2, para ser empleados en acontecimientos públicos y en actividades de investigación.
-En conjunción con la creación de esta red Latino-Europea de estaciones de escucha permanente del paisaje sonoro y con la complicidad de i2Cat, consideramos también la extensión del concepto al ámbito territorial de Catalunya, de manera que se establezcan también nodos en los centros integrantes de la Anella Cultural catalana y quizá en otras entidades con infraestructura computacional y de telecomunicación compatible con las necesidades del proyecto, como, por ejemplo, los puntos de medida de intensidad sonora ya instalados por los ayuntamientos de las aglomeraciones urbanas grandes.
-Publicación en papel y DVD de selecciones del contenido del Archivo Sonidos en Causa. Muchos de los lugares que hemos visitado para realizar tomas de sonido aún no tienen acceso a Internet. Los textos, las imágenes y, por supuesto, los sonidos, constituyen un material pedagógico que puede ser empleado en las escuelas de muchos lugares del mundo donde la tecnología de las telecomunicaciones está tardando en llegar.
Queda muchísimo por hacer. Sobre todo, se trata de sentir : escuchar en carne propia.