Al repaso de la lista de actividades que Música13 acogió durante los últimos 18 años, van todas una tras otra viniéndome a la consciencia como en un torbellino. Anécdotas y emociones brotan sin orden ni concierto de la memoria, ese no lugar que en ausencia del estímulo apropiado se me antoja la alegoría más cercana de un agujero negro. Por suerte no es más que una asociación laxa : tras los episodios puntuales y las impresiones que suscitan, afloran los contextos que las generaron, marcados por la alegría y el estimulo de compartir experiencias en nuestro entorno con compañeros cuyo trabajo admiramos. El carácter del festival ha sido siempre intenso y emotivo; afectado por calor luminoso del estío empordanés y determinado especialmente por el impulso inicial del espíritu de un tiempo que contemplaba el futuro de una forma muy distinta a como ahora se percibe. Cuando programábamos las primeras ediciones del festival en la Galería Trece de Ventalló, pese a las estrecheces económicas de aquellos años, entreveíamos un contexto futuro positivo posible. Apenas hacía un año de Maastricht. Ahora, más allá de lo que concierne estrictamente a nuestro ámbito de acción y nuestros proyectos, si unas veces no nos sentimos en perspectiva de visualizarlo, otras preferimos no entrar en valoraciones del estado del mundo que de ninguna forma serían útiles a nuestro crecimiento. Sólo sabemos que -futuro- lo habrá y que habremos de luchar muy duro para evolucionar. Deseamos hacerlo. El cambio siempre es positivo porque genera conocimiento. Sabemos que habremos de adaptarnos a una nueva situación cuya característica más definitoria será la independencia. Si no hay viento, habrá que remar.
Todo el mundo nos ayudó a empezar y casi todos, a continuar. Quienes más, quizá, nuestros compañeros, que, siempre dispuestos a compartir su tiempo con el nuestro, reflexionaron sobre temas que por una u otra causa nos habían llamado la atención y ofrecieron su trabajo a la consideración de un público a menudo entusiasta y dispuesto a dejarse sorprender por iniciativas y planteamientos desacostumbrados. Como el número de visitantes ociosos se incrementa mucho en verano, el Empordà se llena de festivales; pero nunca quisimos hacernos eco de las grandes corrientes musicales a las que sus programaciones se acostumbran a dedicar. Tampoco nos atrajeron los productos demasiado espectaculares. Por otra parte, más que orientarse a la población visitante que llena de fiesta las noches de verano, NauCoclea estuvo siempre interesada en la creación de tejido social y por tanto, en la gente de la zona donde pretendía establecerse con el convencimiento de que existe una opción de vida cultural plena y alternativa a la que necesita de la masificación de los grandes núcleos urbanos. Desde el principio, en la programación de Música13 optamos por presentar a nuestros visitantes reflexiones sonoras poco comunes en los contextos concertísticos habituales. Lo contrario hubiera significado entrar en competencia con propuestas más populares que las nuestras pero también mucho más comunes y, desde nuestro de vista, más triviales y menos interesantes.
Rechazo de la espectacularidad convencional no significa huida de lo insólito. En los primeros años del festival, nos hubiera encantado producir Helicopter Quartet de Karlheinz Stockhausen, pero como nunca encontraríamos financiación suficiente para ese tipo de cosas, sólo mucho más adelante realizamos una humilde y discreta proyección del video de esa obra. Uno de los primeros conciertos de Música13 consistió en la sonorización electroacústica de una cantera cercana a Ventalló. En esa época hacíamos las cosas a base de watts, como una vez había dicho de nosotros Antoni Mercader. En realidad, nunca hemos dejado de hacerlo. Llevar la energía eléctrica a aquel paraje ya fue una aventura, pero aún más comprometida fue la instalación del dispositivo de sonorización. Entre muy pocos conseguimos disponer en aquellas paredes rocosas los altavoces y el cableado que nos había prestado nuestro querido Artur Alvarez, siempre dispuesto a hacernos la vida lo más fácil posible. No había sido la primera vez, pero tampoco sería la última. Durante muchos años, Croma440 sería uno de nuestros partenaires principales. Fue una tarea titánica; ciclópea, como cuando nosotros mismos bajamos todo el equipo al fondo de la muralla romana de Tarragona. Aquella vez escuchamos las músicas desde un mirador natural a unos 50 metros frente a las paredes de la cantera. Los sonidos viajaban rebotando entre las superficies planas. Mientras, el sol se ponía. El cambio constante del paisaje hasta su casi completa desaparición en la oscuridad llevó paulatinamente la experiencia al lugar mágico de la escucha pura que ya siempre quisimos volver a visitar. Una y otra vez, las instalaciones de altavoces al aire libre formaron parte de las propuestas de escucha de Música13 y es que la búsqueda de contextos de escucha alternativos a la situación concertística tradicional ha sido uno de nuestros mayores intereses. Así, al año siguiente organizamos otro concierto de música electroacústica en el mismo paraje pero en una disposición de altavoces algo más cerrada, quizá más tradicional, pero menos dura de instalar. La experiencia nunca fue exactamente la misma. De una ocasión a otra, buscábamos el hecho diferencial; en el paisaje, en el contexto social y económico o en cualquier pretexto que consideráramos capaz de dar energía nueva a nuestras programaciones. En otra edición, por ejemplo, instalamos una octofonía en la granja donde en esa época Pilu Sala adiestraba sus caballos. El contenido del concierto fue una compilación de arte radiofónico preparada por Ferran Cuadras, pero los conciertos multifónicos han tenido muchas temáticas; entre ellas, la recepción de la lluvia de estrellas el día de San Lorenzo, el campo electromagnético terrestre, la dureza del agua, el cielo profundo y muchas otras. Los músicos que nos prestaron sus piezas para esos proyectos, también, muchísimos. Entre ellos, Brncic, Dhomont, Vaggionne, Clozier, Parmegiani, Biffarella, Boschetto, Ceccarelli, Voigtländer, Willis, Semanow, Nelson, Michon, Barrière, Harrison, Bel, La Casa, Dowlasz, Kosk, Truax, Moya, Westerkamp, Núñez, Manning, Wilson, Lewin-Richter, Copeland, Polonio, Wynes.
Si bien Música13 ha tenido una relación especial con las músicas hijas del desarrollo tecnológico, no por ello ha perdido el interés por el sonido generado a la manera tradicional. Los instrumentos llamados acústicos, como el carrillón y otras campanas de Llorenç Barber, el piano de Agustí Fernandez, Josep Maria Balanyà y Carles Santos, el Txalaparta de Juan Mari Beltrán o la zanfoña de René Zosso y Marc Egea asiduamente han formado parte de nuestra programación. Llorenç nos regaló una vez un De Sol a Sol, que organizamos en un prado junto a un bosque del municipio de Garrigoles. Del crepúsculo a la madrugada, nos mantuvo en vilo con su aéreo canto difónico volando de campana en campana, de árbol en árbol. Unos años más tarde, Agustí llevó a cabo una gesta de la misma naturaleza, ya en la nueva NauCoclea de Camallera, pero con su piano, sobre el que unas veces también voló y en cuya maquinaria se sumergió otras. La despedida del sol dio paso al primer tránsito de sus dedos sobre todas las superficies imaginables del piano. Luego se adentró en un largo tránsito de inmersiones y emergencias a las que nuestro espíritu acompañó perplejo hasta que el sol naciente quiso recibir al exhausto y feliz pianista. Llamó a su obra Camallera y NauCoclea publicó un disco con extractos de la grabación. Hasta ahora, la última proeza de esta especie ha sido la de Oriol Ponsatí Murià, que interpretó en solitario Les Vexations de Erik Satie. Al parecer, nadie antes las había abordado de esa forma. Durante las primeras horas le acompañó Enric Casasses con la primera lectura púbica de los 9072 versos de su UH. Luego, Ponsatí, que al cabo de unos días leería su tesis doctoral acerca de San Agustín, continuó sólo su lucha con las 840 vejaciones hasta el mediodía del día siguiente. Al final, parecía tirar de ellas como Sísifo de su piedra, porque iban arrastrándose iguales una tras otra a regañadientes sobre el puente infinito de los instantes. No es sólo que a él le costara esfuerzo. Nos lo costaba a todos. Si al comenzar era él quien nos llevaba de la mano a través del oscuro espacio de las repeticiones de esa extraña frase de armonía opaca, durante las últimas horas imaginariamente le secundábamos en su empresa. Lo consiguió y al terminar, en lugar de retirarse a descansar, estuvo largo rato hablando con los amigos. Su energía y empeño daban para mucho más.
Experiencias no menos intensas aunque más cortas también han sido acogidas en Música13. Si las Sonatas e Interludios de John Cage mostraron todo su brillo y riquezas tímbrico-rítmicas de la mano magistral de Jean Pierre Dupuy en la Galería Trece de Ventalló, en la NauCoclea de Camallera, John Tilbury nos abrió la puerta a las sutilezas profundísimas de la escritura frágil sólo en apariencia de Morton Feldman. For Bunita Marcus fue el programa único de esa sesión. Lo precedió The art of touch and celebration of contingency. Performing the piano music of Morton Feldman, una conferencia dictada en Inglés por John Tilbury y dicha simultáneamente en Catalán por Clara Garí, que la había traducido. El piano es un icono importante del festival. Lo demuestra la propuesta colectiva On Nothing-John Cage en la que participaron Joan Bages, Javier Bayle, Abraham Espinosa, Medin Peiron, Benjamin Rescagneres, Paz Hueso, Rick Merrill y Jean Pierre Dupuy, pianistas y Clara Garí, que interpretó la conocidaI de Cage. Effetti Collaterali de Josep Maria Balanyà para piano solo expandido es otra muestra de una realidad que hemos ido trabajando edición tras edición. No hace mucho se nos ocurrió la idea de poner un piano de cola a la disposición de quien quisiera emplearlo durante el mes de agosto y así lo hicimos durante dos ediciones. Esa iniciativa dio lugar a la concepción de Piano Resident, un bloque de programación que, bastantes años después de Camallera, acogió nuevamente a Agustí Fernàndez; ahora, para que improvisara con Evan Parker, Joan Saura y Marc Egea. En esa misma edición del festival, Roger Sans interpretó con madurez y virtuosismo sorprendentes las variaciones Goldberg y, con voz cálida y próxima, Mariona Sagarra llenó NauCoclea de musicalidad. Pero ni el piano ni la música son coto cerrado de los músicos; por eso extendimos esas actuaciones musicales a la poesía con Desconcert de dits i dites mètrics per a piano de cua que Catalina Girona, pianista antitecla, Andriy Antonovskiy, cosac mamai, Carles Hac Mor, semideu indisciplinari y Ester Xargay, walkíria del tombaigira, llevaron al límite de la paraparèmia. Al año siguiente, cuando empezábamos a pensar en la nueva programación, murió prematuramente Jordi Benito, a quien considerábamos y queríamos como a un hermano mayor. El había tenido para con nosotros muchísimos detalles y atenciones. Le queríamos sinceramente. Sabiendo de su fascinación por ese instrumento maravilloso, nos propusimos mostrar su instalación Piano Peto; así que pedimos ayuda a Carles Tatxé, que nos prestó la pieza para que presidiera una acción colectiva en su memoria, con la participación de Mariona Sagarra, Joan Casellas, Antoni Mercader, Carles Hac Mor, Ester Xargay, Pere Noguera, Vicenç Viaplana, Rosa Queralt, Josep Parera, Pilar Parcerisas, Vicenç Altaió, Joaquim Pibernat, Agustí Fernández, Clara Garí y yo mismo, entre muchos otros que se sumaron al evento en el último momento.
La programación de la primera época de Música13 es quizá la más relacionada con la tradición de la Música Contemporànea. La mayor parte de sus actividades tenía lugar en la Galería Trece de Ventalló. Es posible que debido a esa ubicación, el contacto del festival con las artes plásticas y otras manifestaciones del pensamiento artístico nos llevara a interesarnos por dominios más abiertos de la experimentación sonora. La presentación de uno de los números de La Revista Parlada de Carles Hac Mor y Ester Xargay y Màquines de vent, una memorable exposición colectiva de molinos de viento que contó con 46 participantes, fueron los detonantes del cambio de orientación que, con el tiempo y tras inaugurar la Nau Coclea en Camallera con actuaciones de Xavier Maristany, Carles Hac Mor, Esther Xargay, Barbara Held y Adolf Alcañiz, condujo a la presentación de otro tipo de músicas y artistas. Iniciarían ese recorrido Jose Iges y Concha Jerez, entrañables pero exigentes, de inteligencia aguda y cortante, Jane Rigler y Rafael Liñán, por esa época improvisadores comprometidos en la participación, un misterioso Sucà Sucà Marlí que llegó a nosotros encapuchado como si fuera el Subcomandante Marco y desaparecería en el tiempo para siempre, Joan Saura y Le Quan Nihn, apasionados, competitivos, radicales, la elegancia de Liba Vilavecchia y la intensísima luz sonora de Eduardo Polonio.
Música13 se nutre del interés por el establecimiento de puentes entre la música y las artes no musicales. La programación se determina en gran medida por el deseo de llevar a la práctica la idea de que todas las acciones artísticas son manifestaciones del pensamiento y que la actitud mental subyacente, se manifieste a través de uno u otro canal perceptivo, responde a una única naturaleza profunda. Tradicionalmente, se considera a la danza como la disciplina con más puntos de contacto con la música. No es que nosotros pensemos así. Más bien, nuestra idea es que tiene que ver con la música lo mismo que tienen las artes plásticas o la poesía. Muchísimo, pero ni más, ni menos. No es tanto una cuestión formal como de contenido profundo; de ideas y sentimientos canalizados a través de la materia perceptiva con la intención de incidir en un espacio mental al que no acceden las formulaciones explícitas del lenguaje. Desde luego, pues, que en Música13 ha habido lugar para la danza. Hemos colaborado con bailarines y músicos de caracteres bien distintos : Janet Rühl y Arnd Müller, que para su espectáculo en NauCoclea realizaron una profunda investigación en la producción electroacústica, Wade Matthews y Elena Alonso, Carlos Gómez y Uma Ysamat, Joan Saura y Sofía Asencio, que presentaron su N. M. W. (No More War) y Nilo Gallego, Beatriz Gonzalez, Pablo Rega, Patricia Lamas, cuyo Piensan los pies representa toda una declaración de principios. Pero también hemos dado todo el espacio que hemos podido a la instalación, el video y el cine. Roc Parés, con la ayuda de Miquel Lalanza y yo mismo, instaló Sil01, una obra interactiva que exigía del visitante la valentía suficiente como para introducirse en un silo de grano desde donde accedía a la interfaz. Eso tuvo lugar en la NauCoclea de Camallera, pero las actividades del festival no siempre han tenido lugar en el mismo sitio. La colaboración con otros espacios que han querido acoger nuestras propuestas ha sido una constante a lo largo de nuestra historia. Así es como Roberta Bosco presentó a Stanza en la Galería Horizon de Colera y en el Museu de l’Empordà de Figueres, donde este artista dio una conferencia acerca de la creación interactiva y presentó sus piezas Amorphoscapes y The Central City. Andres Bosshard mostró en el Museu del Empordà de Figueres White Cloud 2, una instalación sonora suspendida de globos de helio. En Les proporcions del sistema solar, Toni Guntin transportó a las dimensiones de la comarca las relaciones de distancia entre los principales planetas del sistema solar. Dadas las distancias, la visita de toda la instalación requería unas horas. Esas obras fueron en su momento de rabiosa actualidad, pero el presente tiene lugar como posibilidad de las condiciones que cristalizaron en el pasado, de manera que la creación artística se construye consciente o inconscientemente sobre los hallazgos pasados. Por puro mimetismo con las generaciones inmediatamente anteriores, de un tiempo a esta parte, unos en mayor medida que otros, somos víctimas de la pretensión de ser los primeros en hacer algo. Se nos ha repetido hasta la saciedad que el cine se nutre de los videojuegos, pero también es cierto que los descubrimientos narrativos del cine nutren los discursos y las formas del arte interactivo. De ahí la idea de proyectar en Música13 obras importantes de la cinematografía y de someterlas a discusión bajo la óptica de su relación con la música. Solaris, la película de Andrej Tarkosvsky, no sólo fue elegida por el trabajo de su director o por la extraordinaria calidad literaria de la novela de Stanislav Lem, sino también por la importancia del trabajo sonoro que en ella lleva a cabo el compositor ruso Edward Artemiev. Pero quisimos profundizar aún más en la historia de las relaciones del cine con la música y fue así como proyectamos los trabajos de Leger/Dudley, Murphy, Marcel Duchamp, Joris Ivens, René Clair, Norman Mc Laren, M. Blackburn, Erik Satie, Hans Eisler y F. W. Murnau, cuyo Nosferatu fue musicado en vivo por Medín y Andrea Peirón. Esas miradas al pasado centraron el contexto de trabajos videográficos modernos como First Contact, de dos realizadores de video, Xavier Hurtado y Toni Serra, con dos músicos, Carlos Gómez y Maddish, o Videomusic, de dos músicos, Alain Wergifosse y Oriol Rossell, o los Relatos en Camallera, de Gonzalo Biffarella, compositor, o Inside out de Bert Bongers, especialista en la construcción de interfaces y Yolande Harris, flautista, o Un caddie renversé dans l’herbe, de Dídac P. Lagarriga, poeta y músico, o Una versió a l’entorn del Pare Nostre de Benjamin Peret de Pelayo Arrizabalaga y Cristina Casanova, ambos, músicos improvisadores de radicalidad conocida y reconocida.
La vocación interdisciplinaria del festival, que se pone claramente de manifiesto en los trabajos anteriores, abrió la puerta a otras actividades aún menos catalogables. Es el caso la Festa de la Campana, que consistió en la bienvenida a la primera campana civil del Alt Empordà. Se instaló en Junio de 2010 en NauCoclea y desde entonces acompaña a los conciertos cuando lo quiere la brisa. Los afortunados inauguradores fueron Llorenç Barber, Martí Ruiz campanes, Big Band Valona, Companyia de la Font del Vi, Cor Pais Meu, Anna Subirana, Ramon Manent, Marc Egea, Ada Vilaró, Xavier Maristany y otros. Pero esa inclasificabilidad es extensible a la performance interactiva Travelling Barefoot, de Anne Welmer, artista sonora, Les portes de la Lluna, conferencia de Carme Pardo, musicóloga y filósofa, con imágenes de Denys Blacker, Hoy comemos con Leonardo, performance sonora de Eduardo Polonio que se originó como trabajo radiofónico, las actuaciones de Jane Rigler, a quien recuerdo en un virtuosísimo Vermont Counterpoint de Steve Reich y de Yolandeh Harris, quien extraía sonidos e imágenes de su receptor de GPS, las charlas de Toni Guntín y Clara Garí acerca de la astronomía y la filosofía, Concert peripatètic de lluna plena con el que Anna Subirana e Imma Udina nos hicieron descubrir un bosque que creíamos conocer sólo por haber paseado por él durante años, el Passacaglia de la Bandaèria dirigida por Xavier Maristany, Deep Listening Retreat, retiro con 25 fieles dirigido por Pauline Oliveros con la colaboración de Ione y Heloise Gold, Hidrofonos: al límite de la tierra plana, el taller que impartió Carlos Gómez, las Jornades de reflexió sobre octofonia en las que participaron David Armengol, Pelayo Arrizabalaga, Justin Bennett, Gonzalo Biffarella, Clara Garí, Carlos Gomez, Roc Parés, Ruben Patiño, Eduardo Polonio, Juan Pablo Sorrentino, Job Ramos y yo mismo, Songtale #4, de Jacob Draminsky, Desiertos Europeos, de Pelayo Arrizabalaga y también de las actuaciones de los últimos años de Nuno Rebelo, Erik La Casa y Jean Luc Guionnet, Markus Breuss y Pedro López, A propósito de hidrófonos_Lian Nain, de Xabier Erkizia, Inside, de Gregorio Jiménez y Josep Lluis Galiana, de Arturo Moya y Sube o baja según se va o se viene, de Carlos Gómez.
De hecho, nunca hemos parado de remar. Unas veces solos; otras, acompañados por colaboradores imprescindibles para, día a día, dar sentido y realidad a nuestras visiones : Montserrat Moliner, Marc, Juanka Santa Varo, Teresa García, Johannes Zacherl, Robert Blank.
Seguiremos remando, pues.